Este sábado nos desayunamos con un artículo en el Periódico El Confidencial donde se examina las negociaciones del Gobierno con partidos a la izquierda del PSOE para conseguir apoyo para un aumento de impuestos, centrándose en la propuesta de Sumar de un Impuesto a las Grandes Herencias.
Este impuesto según parece se aplicaría a herencias que superen el millón de euros, con una tasa de hasta el 34%, sin considerar el grado de parentesco. La intención es eliminar las bonificaciones actuales otorgadas por las comunidades autónomas, de modo que las herencias significativas. Como siempre es un globo sonda, pero por su gravedad merece la pena ser comentado.
Este impuesto se convertirá en un tema clave en el debate del Congreso el 11 de noviembre, que influirá en la capacidad del PSOE para presentar los Presupuestos Generales del Estado. La recaudación esperada se unirá a otros esfuerzos fiscales, incluyendo una enmienda de Podemos que propone gravar el transporte aéreo.
Aunque imagino que la propuesta de Sumar busca promover la equidad fiscal al aumentar la contribución de los grandes patrimonios, el umbral fijado para el impuesto sobre las herencias es alarmantemente bajo.
En efecto establece el límite para ser considerada la herencia una gran fortuna en un millón de euros, la medida a nuestro juicio podría extenderse a un número sorprendentemente mayor de contribuyentes de lo que el gobierno anticipa.
Estamos convencidos que este límite cuantitativo no solo abarcaría a verdaderos grandes patrimonios, sino también a familias de clase media que han acumulado ahorros y activos a lo largo de los años, como viviendas, empresas, activos.
Este enfoque, a nuestro juicio confiscatorio, puede suponer en que muchos herederos, que podrían no considerarse adinerados por ejemplo con revalorizaciones antiguas de bienes inmuebles que se vean obligados a afrontar una carga fiscal considerable al heredar patrimonios que, aunque significativos, no son equiparables a las grandes fortunas del país. Esto podría desencadenar una liquidación forzada de activos, afectando el patrimonio familiar y la estabilidad.
Además, la eliminación de las bonificaciones actuales subraya una postura punitiva hacia la riqueza acumulada, en lugar de fomentar un ambiente que apoye la creación de riqueza y su transmisión generacional. Las familias que han trabajado arduamente para construir su patrimonio se encontrarían penalizadas por un umbral que no toma en cuenta el contexto familiar y que puede acabar
En resumen, no todo vale para aumentar la contribución de los patrimonios más grandes la propuesta tal y como está formulada podría resultar injusta y contraproducente, afectando a un número desproporcionado de personas y familias que buscan simplemente transmitir su legado de una manera sostenible.
Sin entrar en la posible inconstitucionalidad de este que entendemos que es una alternativa que no resulta creíble para los contribuyentes después del fiasco del Impuesto sobre la Solidaridad de las Grandes Fortunas. La alternativas son pocas.
Desde nuestro despacho hemos intentado siempre analizar las nuevas figuras tributarias para intentar adaptar a nuestros clientes la fiscalidad existente, pero en este caso la gravedad de la medida supone un retraso tributario respecto a nuestro entorno de décadas. Sin entrar en la evidente doble imposición que no se corrige con esta pretensión la medida de aprobarse va a romper esquemas sucesorios y patrimoniales y va a suponer una pérdida de riqueza enorme. Espero que los técnicos que aun quedan en el Ministerio de Hacienda sepan moderar esta propuesta y abandonarla.
En todo caso, de aprobarse se debe contactar a los especialistas. Nosotros llevamos más de una década asesorando a patrimonios familiares y empresariales en esta materia. Consúltanos.